jueves, septiembre 08, 2011

Les parapluies de Cherbourg (Jacques Demy, 1964)


Ahora que estoy estudiando cine más a fondo empiezo a temer aquello que nos decía un profesor en segundo: "mi misión es que sus amigos no quieran ir con ustedes al cine". Estoy recuperando el tiempo (cinematográfico) que he pedido, haciendo un intensivo de historia del cine. Con visionados complementarios de todo tipo de ciclo de cine que se presente. Y empiezo a ver cosas que jamás pensé que vería. Como Los paraguas de Cherburgo.
Nouvelle Vague francesa. Jóvenes con gran cultura y amor por el cine se ponen tras las cámaras, con nuevas propuestas. Quieren reformar el cine, no desde la rebeldía (sí que hay cierta rebeldía social y formal, pero no como un odio hacia lo anterior), sino desde el afán de dar un giro. El director del filme reforma los musicales americanos clásicos, incluyendo un cambio social (no se trata de una historia de amor con happy ending y luces de colores) y un cambio en los esquemas narrativos clásicos. Lo que se ve en la pantalla es la vida misma. No hay un héroe con una misión y unos obstáculos, simplemente personas con sus luchas y dudas. Temas profundos, cargados de una gran humanidad, y envueltos en una peculiar musicalidad. La película es musical, sin referirse al género establecido, o más bien, como el mismo director lo definió: cine cantado.


Iluminación en clave alta, no como convención, sino como estilo propio y quizás una cierta admiración hacia la tradición. Los colores vivísimos junto con la música continua crean una cierta sensación de ensoñación. No suceden muchas cosas (en la vida tampoco) y, éstas, suceden con gran normalidad. Los diálogos tienen un gran sabor a calle, a hogar. Una discusión con la madre como la que tiene cualquiera en su casa, incluso interrumpida por un despistado inoportuno que no deja de ser un mero detalle sin valor. No todo en la película tiene un porqué, como tampoco la vida lo tiene. Me ha parecido una película muy interesante, incluso la volvería a ver, cosa que no digo con bastante frecuencia. Eso sí, soy consciente de que a muchos puede parecer cursi, tediosa o irrisoria. Pero esa combinación de la mágia y luces del cine con situaciones tan de la vida misma me ha fascinado.

4 comentarios:

Marina dijo...

A mi me gustó mucho esta película. Hacía tiempo que no me pasaba por tu blog, he leído también la entrada de Metrópolis y me ha parecido muy interesante, me alegro de que estés viendo de todo. Lo único es que el libro de Orwell se llama 1984; estoy convencida de que en 1928 también pasaron cosas muy interesantes, pero Orwell no las escribió. Jeje. Nos vemos!

Unknown dijo...

Ahora me acuerdo de esta película, la vi en tercero en historia del cine. A mí me llamó mucho la atención, que pese a no ser un musical están todo el rato cantando. Es muy original.
"Sólo se muere de amor en el cine".

María Del Rincón Yohn dijo...

Raquel! Qué tal? Me encantan esas referencias al cine que hay en la película. Como al principio que dice uno que no le gusta el teatro porque todo el rato cantan, él prefiere el cine.

Gema dijo...

Me encanta tu entrada Mery!! creo que puedes empezar tú lalista de películas.

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